Uno de los aspectos más relevantes y, por el contrario, más olvidados de la seguridad laboral. Es el fomento de las costumbres preventivas. Toda empresa debe hacer un esfuerzo por formar e informar sobre este tema para que así se integre dentro de la cultura social.
La creciente concientización en seguridad laboral está siendo notable en los últimos años, desde la promulgación de la Ley 6727, que modifica el actual Título IV del Código de Trabajo, y los Reglamentos que la han desarrollado.
Entre los aspectos más importantes están:
- Se amplía el concepto de Riesgos del Trabajo (Artículo 195).
- El seguro de Riesgos del Trabajo se declara obligatorio, universal y forzoso (Artículo 201).
- Aparece el concepto de Salud Ocupacional, ligado a promover y mantener el más alto nivel de bienestar físico, mental y social del trabajador (Artículo 273).
- En consonancia con la Constitución Política de Costa Rica (Artículo 66), se asigna un conjunto de responsabilidades al patrono, respecto al seguro, al riesgo y la prevención (Artículos 214, 215 y 284).
- Al trabajador se le otorgan beneficios (Artículos 218 y 221) pero también obligaciones, según lo establecen los artículos 285 y 286 del citado Código.
Sin embargo, los accidentes siguen produciéndose porque, en opinión de muchos, no hay "Cultura Preventiva".
O, más exactamente, no hay lo que podríamos llamar "costumbres preventivas" de trabajo. Las "costumbres" afectan a todos los trabajos: administrativos, directivos, técnicos, manuales, etc.
El concepto "costumbre preventiva" no implica documentación ni inversión; no se necesitan papeles ni equipos: pertenece al campo cultural.
¿Es posible cambiar las costumbres de trabajo? Sí. Las costumbres se pueden cambiar si se identifican y se buscan con compromiso, trabajo en equipo y mucho esfuerzo y dedicación. Para ello hay que reforzar los sistemas de prevención actuales con la cultura preventiva y la gestión del cambio cultural. En todo ello juega un papel fundamental la formación y la información dentro y fuera de las organizaciones.
La cultura preventiva representa el camino adelante en la resolución de la siniestralidad laboral, y cuanto antes se identifique como una actividad preventiva más, será mejor. Cambiar las costumbres de trabajo es un largo viaje que, como todos, empieza por el primer paso, generar la inquietud por la prevención desde la educación y formación a niños y jóvenes.
¿Cuándo oímos hablar por primera vez de la prevención de riesgos laborales? ¿No es demasiado tarde para esa información en nuestro primer día de trabajo? Es de dominio público el fomento de la cultura medioambiental desde edades tempranas dentro de los temarios comunes de las escuelas y colegios...
¿Ocurre lo mismo con la cultura de la Seguridad y la Prevención de cara al mundo laboral? La respuesta es tan sencilla como preguntarle a nuestro hijo qué explique en el colegio sobre, en qué consiste ser un buen profesional en su trabajo. Pocas o ninguna vez el niño o adolescente añadirá que es aquel que realiza bien y lo mejor posible su trabajo, usando las herramientas adecuadas y coordinando en equipo de forma equilibrada y productiva....
Nuestros jóvenes nos dibujarán al carpintero con la sierra, pero no dibujaran los cascos de protección, los guantes y las gafas. Conocerán la existencia de un torno, pero algunos ni saben de la existencia de calzado de seguridad con puntera reforzada.
Si buscamos un trabajo más seguro, en el futuro hemos de formar a sus trabajadores, encargados y empresarios desde muy pequeños. Que la prevención empape sus cerebros como lo hace el inglés o las matemáticas. Y, para ello, los sistemas de prevención deben favorecer las formas "preventivas" de trabajo y apoyarse en la formación y la información para lograrlo.
Fuente:
INS (Costa Rica)
AMEDNA (España)
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